miércoles, 5 de diciembre de 2018

Y CON UN PEQUEÑO ESFUERZO ILUSIONANTE ... ¡PUDIMOS PASAR!

Era una mañana soleada de agosto del año 2018, a la hora del café, cuatro amigas en un pequeño pueblo llamado Ababuj (bien bonito el nombre, no creen?), en la terracita del único bar que allí existe, comentaban cuestiones sin más, cuando la conversación derivó espontáneamente, o quizás no fue por casualidad, porque en realidad todas y cada una de ellas, tenía esa preocupación latente, en  querer hacer algo por ese lugar donde habían nacido, lugares en los que habían pasado su infancia, habían crecido, se habían formado como personas, habían estado con la gente que había dejado huella en sus vidas y que sin querer les habían inculcado valores, con los parajes que les habían hecho como son, que aunque bonitos, por falta de atención y de cuidado se estaban deteriorando y estaban quedado inaccesibles para cualquier bípedo. 

Nerviosas, empezaron a enumerar, había tantos y tantos, y entre uno y otro, iban entrelazando, cada una de ellas, sus pequeñas vivencias, quitándose a veces incluso la vez de alocución. 

Bien, pues entre los que salieron a colación y por orden de prelación, consideraron que uno de los que con más urgencia había que acometer, a juzgar por los ecos de la mayoría de los que moraban por el pueblo, y a la vez uno de los más criticados por algunos de los como todos hasta hora inactivos, era el acceso al río del pueblo, ahora inaccesible pues estaba invadido por ramas, piedras, y otros obstáculos, en fin, imposible, no se podía pasar sin poner en peligro la integridad física. 

Aquella misma mañana, aprovechando el día soleado, se dieron un paseo hasta una fuente, la vieron más o menos bien, y ya planearon la primera quedada para el sábado siguiente, a primera hora, en ese mismo y único bar, para ya equipados y con almuerzo, los que pudieran y quisieran empezar esta empresa que seguro, tendría su seguimiento, o ¿no?, pues sí, sí que lo tuvo. 


Ese sábado, no eran muchos, para algunos de ustedes quizá, catorce personas, no sean muchos, pero para estas cuatro amigas, con esta ilusión, esta gran ilusión para ellas, que pensaron ir solas, o quizá con sus hermanos, maridos, hijos, en fin, con los que les siguieran en sus “locuras ilusionantes”, eran un gran grupo, y sobre todo un grupo heterogéneo que quería hacer algo, algo grande, arreglar. Arreglar lo que se puede arreglar, con muy poco, sólo necesitaban TIEMPO, GANAS e ILUSIÓN


Y lo más importante, había gente de todo tipo en ese pequeño grupo, nacidos en el pueblo con sus vivencias nativas y ya con una cierta edad, niños con una ganas inmensas y con lo que esto representa, porque lo que ven ahora es lo que van a proyectar y realizar después, y gente foránea que hemos tenido la suerte de que han elegido nuestro pueblo para compartir algo de su vida con nosotros. 


Fue un día fantástico, aunque en realidad el trabajo no llevó mucho tiempo, porque entre esas catorce personas, lo que parecía que no se podía hacer, lo que todo el mundo decía que era imposible o de difícil factura lo realizaron en poco menos de dos horas, lo que demuestra que si se quiere, y con unión se puede. 


Y que alegría, todos felices al poder pasar, y sí, pudieron pasar, y con ello también consiguieron que todo el pueblo pudiera hacerlo, y cuando se introdujeron por aquello que había sido un túnel inaccesible a primera hora del día y ahora era un agradable pasadizo de acceso al su querido río, se ilusionaron tanto que al subir de nuevo para tener un merecido descanso, decidieron que dada la satisfacción que les había proporcionado el tener algo tan grande y no poder disfrutarlo por no hacer nada, querían seguir y seguir y dar la oportunidad a todo el mundo de poder hacer más y mejorar lo que tenían y de vivir ellos también esa satisfacción, por lo que decidieron todos juntos, que cada sábado primero de mes se acometería alguna labor encaminada a mejorar algún paraje del pueblo el que se decidiera por la mayoría de los asistentes a esa concentración o lo que surgiera, el proyecto estaba emergiendo, todo se podía valorar y todo se podría mejorar, porque todo sería cuestión de que todos dedicaran nada más y nada menos que algo tan valioso como un poco de su TIEMPO, GANAS e ILUSIÓN

Entre tanta euforia se creó “LA PATRULLA CHAMORRA” 

¡Que tenga una larga y fructífera vida!

La Patrulla Chamorra
Ababuj

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