miércoles, 31 de enero de 2018

ACENTOR ALPINO EN LOS ESTRECHOS DE AGUILAR DEL ALFAMBRA

El sol de invierno cae lento sobre la loma. En el fondo del estrecho, los chopos cabeceros hace una hora que han quedado bajo la sombra del peñasco. Es una tarde fría y extrañamente silenciosa. Hay muy poco movimiento en el monte.


Un águila real  da la última vuelta de la jornada por la periferia de sus dominios.


Los buitres leonados hace rato que descansan sobre las calizas del cantil.


Remonto por la margen izquierda para salir del estrecho. 


Un poco antes de asomar a la loma observo a un pequeño grupo de pájaros que se mueve entre las secas hierbas y el roquedo. Están lejos y a contraluz. Me acerco despacio.


Son cuatro acentores alpinos, tal vez un grupo familiar. Aún están activos. Hacen pequeños movimientos sobre el terreno sin llegar a levantar vuelo. Para su escaso tamaño tienen un cuerpo compacto, bastante robusto. Recuerdan a un zorzal pero del tamaño de un gorrión.


La luz no es buena. Es la ladera orientada hacia saliente. Aún así se aprecian las plumas rojizas de los flancos, la cabeza y el pecho grisáceo y el listado oscuro del dorso y de las alas.  El pico es fino y tiene en su base una mancha amarillenta característica. No hay duda.


El acentor alpino es un ave estrictamente invernante en el Alto Alfambra. Y escasa, muy escasa. Esta especie cría en las grandes cordilleras del sur y centro de Europa, por encima del límite del bosque, en los prados y roquedos, en los Alpes, los Cárpatos, los Balcanes y el Cáucaso. En la península Ibérica, lo hace principalmente en Pirineos y la Cordillera Cantábrica, aunque presenta poblaciones nidificantes más discretas en el Sistema Central y en la Sierra Nevada.

 
Durante la invernada, cuando estos ambientes quedan cubiertos por la nieve, buena parte de los acentores alpinos descienden a zonas abiertas cercanas de menor altitud de las mismas cordilleras. Sin embargo, los investigadores comienzan a descubrir que buena parte de la población invernante se desplaza hacia zonas en las que no están presentes durante la cría. Esto ocurre en la península Ibérica, en las zonas montañosas de la vertiente mediterránea como son las cordilleras Bética, Penibética, Costero-Catalana y ... en la Ibérica.


De hecho en Aragón, además de las poblaciones invernantes pirenaicas y prepirenaicas, en la cordillera Ibérica suele verse en los cañones fluviales y otras zonas agrestes del Jalón, Piedra, Martín, Jiloca y Guadalope. Y en la sierra de Albarracín. 

En lo más duro del invierno y tras el paso de un par de temporales que han cubierto el monte de nieve, los roquedos y pastizales secos de los estrechos del Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra, albergan una pequeña población invernante de acentor alpino. 


Procedentes de las grandes cordilleras europeas, auténticas islas que emergen sobre las llanuras, estos pajaricos han sido capaces de cruzar estos "mares" de planicies hasta alcanzar las modestas pero agrestes montañas que asoman al Mediterráneo donde encuentran los roquedos y herbazales que les proporcionarán semillas e insectos hasta que vuelvan a sus territorios para criar de nuevo en el cercano mes de marzo.

Chusé Lois Paricio Hernando (Aguilar del Alfambra, 18 de enero de 2018)

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