jueves, 14 de diciembre de 2017

DÍAS DE CELO EN LA CABRA MONTÉS

Es difícil imaginar ahora los estrechos del Alfambra, entre Aguilar y Galve, sin la presencia de la cabra montés.


Pero no fue hasta el año 2003 cuando se empezaron a observar los primeros grupos provenientes de las montes de Aliaga, donde ya hacía algún tiempo que era una especie habitual, probablemente llegados desde los Puertos de Beceite.


Son animales sociables que conviven a lo largo del año en manadas de diferente tamaño y composición. Los machos adultos por un lado y las hembras con las crías y junto algún macho joven por otro.


Sólo en los meses de Noviembre y Diciembre los machos y hembras se reúnen por ser la época de celo, siendo muy fácil de ver grandes manadas por los campos de cultivo dando cuenta de los primeros brotes de las siembras, será a partir del mes de mayo cuando las hembras tengan las crías, aunque normalmente es una por parto no es difícil observar hembras con dos chotos.


La falta de eficaces depredadores naturales en la zona (tan solo el águila real y el zorro), hace que tan solo los accidentes o la falta de alimento limiten su población. El retroceso de la ganadería, la recuperación del matorral en los peñascos y la protección de que goza la cabra montés, han favorecido especie su rápida propagación por el Alto Alfambra, ocupando la totalidad de los roquedos que rodean el cauce del río sin acercarse al mismo por lo que es raramente visible en las choperas alejadas de las alturas.


No es un animal asustadizo ante la presencia humana, solamente si se ven sorprendidos tienden a huir ligeramente hacia las alturas a la vez que emiten su característico silbido de alerta.

Chusé Lois Paricio (texto y fotos)

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