domingo, 27 de mayo de 2018

GANADERÍA Y BIODIVERSIDAD EN LA SIERRA DE EL POBO. PAISAJE HISTÓRICO Y TESORO MEDIOAMBIENTAL

Entre los siglos XIV y XIX, la economía de las Tierras Altas de Teruel y, por tanto del Alto Alfambra, se basó en la producción de lana. Este producto, muy apreciado, se destinaba tanto a la exportación como a su transformación por los pelaires y tejedores locales.

La ganadería extensiva se basaba en la práctica de la trashumancia, bajando los rebaños a tierras valencianas en el otoño y retornando a las sierras turolenses en la primavera. Y también en el uso de razas rústicas, como la rasa aragonesa o la cartera, bien adaptadas al medio.


Esta importante cabaña ganadera, que en 1796 y solo para el partido de Teruel, superaba los dos millones de cabezas, requería pastos. Abundantes pastos. Estos se consiguieron a partir de los bosques preexistentes. Sabinares, pinares, carrascales y rebollares fueron talados para conseguir pastizales y, en menor medida, tierras de labor. La Comunidad de Aldeas de Teruel era consciente de los riesgos que implicaba la deforestación, pero fue incapaz de ponerle freno a través de las diversas ordenanzas que emitió. La fuerza del mercado era mayor. Este proceso deforestador se aceleró tras las desamortizaciones de montes públicos que se aplicaron a lo largo del siglo XIX.

El resultado.


Unos montes cubiertos por comunidades de plantas herbáceas y por pequeños arbustos resistentes a la sequedad, al viento y a los suelos poco profundos, que se extienden desde Galve hasta Allepuz y desde El Pobo hasta Jorcas. En aquellos parajes donde aflora la roca caliza y que presentan un suave relieve, forman extensos páramos poblados por ajedrea, tomillos, erizos y diversas plantas herbáceas como el cerrillo.

Estos ambientes abiertos son apropiados para una comunidad biológica que, debió prosperar durante los periodos áridos y fríos propios de las glaciaciones cuaternarias, y que durante el último episodio de clima templado quedaría circunscrita a las cumbres calizas de la cordillera Ibérica. Una comunidad rica en endemismos, tanto en el ámbito de la vegetación como en el de los invertebrados.


Una comunidad que aprovechó la oportunidad de ocupar nuevos parajes conforme los pastos iban ganando terreno a los bosques.

En ella abundaban las especies de aves características de zonas esteparias.

Con especies como la alondra-ricotí ...


la ganga-ortega (churla) ...


el sisón ...


la curruca tomillera ...


la bisbita campestre  o la terrera común. Todas ellas y otras más tienen poblaciones en estos páramos.

Es por ello que una parte de las parameras de los términos municipales de Ababuj, Aguilar del Alfambra y Camarillas, que incluye también los cañones fluviales del Alfambra y sus aves rupícolas, han sido declaradas como Zona de Especial Protección de Aves "Parameras del Alfambra" y forman parte de la Red Natura 2000 por incluir hábitats de interés en la Unión Europea.


Para interpretar este paisaje cultural, las prácticas ganaderas que lo han generado, la comunidad biológica, especialmente la avifauna, que constituye este agrosistema y su relación con la historia de estos pueblos el Ayuntamiento de Aguilar del Alfambra, la Plataforma Aguilar Natural y el Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra han organizado para el próximo sábado 2 de junio la jornada “Ganadería y biodiversidad en la sierra de El Pobo. Paisaje histórico, tesoro medioambiental”.

¡Descubre los páramos y cañones del Alto Alfambra!

Texto (Chabier de Jaime) y fotos (Rodrigo Pérez y Chabier de Jaime)

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