Las sierras de Teruel están bien acostumbradas a las nevadas, las cuales dejan un paisaje blanco y hacen la vida un poco más entretenida y diferente a los pobladores de estas frías tierras. También es habitual que, una vez entrada la primavera, llegue algún frente que cubra de nuevo de nieve la vegetación que va despertando del letargo invernal. Esto no suele sorprender en Cedrillas, con un clima mediterráneo continentalizado que podría aproximarse al de montaña en las zonas más altas. Sin embargo, la meteorología es caprichosa y puede sorprender hasta a los pobladores más longevos de estos territorios.
Durante las últimas dos semanas se han sucedido una serie de borrascas que han traído consigo lluvia y, sobre todo, nieve, propiciando un ambiente muy húmedo. Finalmente, el miércoles 11 de abril culminó esta situación de vaguada con una copiosa nevada que duró más de 24 horas, dejando un total de unos 127 L/m3.
Esta gran nevada tuvo un efecto insólito en los montes cedrillenses. Los pinos, en este caso albares (Pinus sylvestris), se caracterizan, entre otras propiedades, por su flexibilidad contra el viento o la acumulación de nieve, ya que cuando esta cae de las ramas, estas últimas vuelven a su posición original. La nieve, cargada de gran cantidad de agua, se posó en las altas copas de los pinos que, aún dada su flexibilidad para sostener el manto nivoso, hizo que se desestabilizaran.
Este fenómeno tuvo un “efecto palanca” en muchos ejemplares, con dos consecuencias: algunos ejemplares, los más sujetos al suelo (más enraizado), o los menos vigorosos, se tronzaron por el tronco, quedando la parte inferior todavía vertical, mientras la copa cayó al suelo.
Otros, sin embargo, fueron arrancados de raíz, debido, posiblemente, a que eran ejemplares altos, con concentración de ramas en la copa, o con poca sujeción de raíces. La gran cantidad de precipitación caída en los días anteriores ayudó a este proceso, ya que cargó de humedad el manto boscoso y lo hizo inestable, dando poca sujeción a las raíces.
El resultado de este fenómeno se refleja en numerosos pinos tumbados y tronzados, distribuidos de forma caótica por el bosque. Además, el camino que accede al área recreativa y al nacimiento del río Mijares estuvo cortado durante varios días, y todavía es muy difícil llegar hasta el nacimiento, puesto que, además de los pinos caídos que cortan el sendero, este está inundado por el aumento del caudal del río y la ladera está cubierta de un considerable espesor de nieve.
Si atendemos a la botánica, este hecho podría traducirse, de forma técnica, en una selección natural de especies y la tala natural arbórea de un ecosistema forestal montañoso, en el que en este caso el clima ha actuado de manera agresiva. Una vez más, la naturaleza es imprevisible, y actúa sin atender a parámetros humanos, puesto que somos nosotros los que dependemos de ella.
Sergio Martín Fuertes (Cedrillas)
Artículo muy interesante, porque no hacéis para que llegue al correo electrónico con las entradas nuevas.
ResponderEliminarEso pasa por selección natural como bien decía. Y mi pregunta es la siguiente ,que pasa con todos esos árboles? Quien se encarga de ellos van a ser retirados para evitar posibles incendios??.gracias por el reportaje y por supuesto muy interesante...
ResponderEliminarDe la retirada de los ejemplares caídos se encarga, inicialmente, la cuadrilla forestal de Cedrillas, junto con el agente forestal del mismo municipio, si bien lo prioritario es abrir pistas forestales para permitir accesos o posibles evacuaciones. La retirada de los árboles dispersos por el monte, no solo en Cedrillas, sino en un gran número de términos municipales de la provincia, imagino que llevará más tiempo, puesto que el acondicionamiento forestal siempre es necesario en todos los montes y no hay efectivos para actuar en todos ellos. Muchas gracias por tu interés.
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