Avanza el otoño. Los chopos no tienen prisa en cambiar el color de las hojas que aún se mantienen bastante verdes. Son días luminosos, no llegan las heladas y el río aún lleva agua. Aún son días de actividad en la ribera.
En el monte, la cosa cambia. El suelo va perdiendo la humedad de las tormentas de verano, abundantes en este año. Las plantas aprovechan para recoger la clorofila de las hojas, un pigmento tan complejo y costoso de obtener, como fundamental para su nutrición. La retirada del verde clorofílico permite observar los carotenos y las xantofilas, otros pigmentos que permanecían enmascarados: rojos, anaranjados, granates y amarillos.
Frente al pueblo de Allepuz está el monte de La Dehesa, característico por su ladera de umbría completamente abancalada en estrechos bancales, hoy abandonados y en proceso de recuperación por la vegetación. Una rambla ha abierto un barranco justo sobre su desembocadura en el río Sollavientos. En la ladera orientada al saliente de este barranco se dejó sin roturar un reducto. Un bosquete de arbustos caducifolios prospera en los últimos años.
Anteayer ofrecía esta paleta de colores.
El amarillo lo daban las pequeñas hojas de las guillomeras (Amelanchier ovalis) ...
El rojo, las características hojas trilobuladas de los aceres (Acer monspessulanum) ...
Al caer la tarde, el pueblo de Allepuz ofrecía una hermosa imagen a través de sus hojas ...
... mientras que el granate lo aportaban las hojas de las mentironeras (Viburnum lantana) ...
... que ya la habíamos visto antes en los prados del Alto de La Dehesa ...
Quedan días de color en las Tierras Altas de Teruel.
Son días de disfrutar del otoño. ¡Saboréalo en el Alto Alfambra!
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